Nuestro Llamado
Nuestro llamado es acompañar a ministros/líderes Cristianos en su caminar hacia la libertad tanto en sus vidas como en su ministerio.
Las Escrituras nos dicen que es para libertad que Cristo nos ha hecho libres, pero sin embargo también sabemos que a veces esa libertad parece sentirse muy distante, especialmente para aquellos que son llamados al ministerio o al liderazgo.
El viaje a la libertad no es algo que se pueda hacer solo. Necesitas personas que puedan caminar contigo, apoyándote, alentandote y ayudándote a discernir tus próximos pasos. Es nuestro llamado y nuestro privilegio acompañarte en ese viaje.
Nuestro Compromiso
El invitar a alguien a caminar contigo y cuidar de ti requiere vulnerabilidad y confianza. Estas son cosas que no tomamos a la ligera. Mereces conocer los compromisos que nos orientan y nos forman. Estos valores dan forma a nuestras vidas y a nuestro trabajo, como individuos y como comunidad.
Por la gracia de Dios, nuestras vidas están marcadas por:
+ Aceptación de que somos amados
Como personas creadas a la imagen de Dios, somos amados por nuestro Creador. Si bien la realidad del pecado nos hace experimentar deshonra, quebrantamiento y alejamiento de Dios, Dios nos ama exactamente como somos y nos invita a vivir en ese amor. Al llevar todas las áreas de nuestra vida , lo bello y lo quebrantado a la presencia del amor de Dios, experimentamos redención, sanidad y transformación.
+ Honestidad
Cuando sabemos que somos amados y aceptados por Dios exactamente como somos, podemos ser honestos con Dios sobre todos los aspectos de nuestra vida y nuestras experiencias. Somos libres de ser nosotros mismos sin temor a repercusiones o castigos. Vivimos con autenticidad ante Dios, ante nosotros mismos y ante los demás, siendo honestos acerca de nuestros miedos y fracasos, así como sobre nuestras alegrías y triunfos.
+ Esperanza
Buscamos vivir con esperanza porque el Espíritu de Dios vive en nosotros. Eso significa que es posible un cambio y una transformación real en nuestras vidas. Sin embargo, nuestra esperanza no está ligada a ningún resultado en particular; sino está unida a Dios mismo. Aunque reconocemos la realidad del quebrantamiento de la vida, esperamos en Dios, quien es fiel y bueno, misericordioso y lleno de gracia, amoroso y justo.
+ Aceptación de la Presencia de Dios
Debido a que Dios no es como nosotros, es posible que no siempre entendamos a Dios o que nuestras expectativas sean diferentes a las de Él. Confiamos en que Dios siempre está presente y trabajando, incluso cuando no somos capaces de sentir o desear esta presencia. Creemos que una parte importante de nuestro viaje de fe es aprender a reconocer la voz de Dios y la forma en que se comunica con nosotros. Continuamente estamos invitados, en vez de obligados, a vivir cada aspecto de nuestra vida juntamente con Dios.
+ Receptividad a Dios
Deseamos vivir de tal manera que cada aspecto de nuestra vida esté receptiva a Dios. Podemos entregarnos a Dios y a Su amor porque confiamos en quién es Dios y creemos lo que Dios dice sobre nosotros. Podemos confiar en que Dios es el encargado del resultado de nuestra vida y ministerio. Esto nos permite vivir con humildad, libres de la necesidad de validación externa.
+ Conectividad
Reconocemos que la conectividad es una verdad esencial de nuestra existencia. Estar vivo significa estar conectado con Dios y con los demás. Deseamos crecer en nuestra comprensión y experiencia de la realidad de la presencia de Dios y en aceptar nuestro lugar en el Cuerpo de Cristo.
Por la gracia de Dios, nuestro compromiso con el mundo está marcado por::
+ Seguridad
Cuando sabemos que nada cambia el amor de Dios por nosotros, nos encontramos en un lugar seguro. Desde este lugar, somos libres de volvernos hacia el mundo herido y ofrecernos como somos: vasos rotos y amados por el amor inmutable de Cristo. Podemos invitar a otros a encontrarse con Dios como realmente son y como Dios realmente es.
+ Sanidad y quebrantamiento
Estamos conscientes de nuestro propio quebrantamiento y buscamos estar abiertos a la sanidad que Dios está haciendo en nuestras vidas. También reconocemos que nuestras heridas son a menudo el lugar que Dios usa para sanar a otros. Respondemos al quebrantamiento de los demás con compasión y esperanza.
+ Acogimiento y Hospitalidad
Buscamos seguir el ejemplo de Jesús, quien intencionalmente atrajo a las personas hacia él en amor. Acogemos a otros y los invitamos a experimentar lo que nosotros mismos hemos recibido: una relación con Dios en Cristo; un llamado a involucrarse en el mundo con el amor de Dios, su misericordia, su justicia y la libertad de una vida formada por el Espíritu.
+ Ver a toda persona como portadores de la imagen de Dios
Debido a que todas las personas llevan la imagen de Dios, creemos que la presencia de Dios se puede buscar y encontrar en sus historias. Acompañamos a las personas en la belleza de sus vidas, así como en el quebrantamiento de ellas, creyendo que la solidaridad nos obliga a buscar justicia para todo el pueblo de Dios. Esta experiencia fluye y es parte de nuestra vida y nuestro caminar con Dios.
+ Amor
El amor es el sello distintivo de quienes siguen a Jesús. Buscamos amar a los demás como lo hizo Jesús: con compasión, aceptación y sacrificio. Nuestra capacidad de amar de esta manera se basa en nuestra experiencia de ser profundamente conocidos y amados por Dios.
+ Frutos del Espíritu.
El Espíritu Santo tiene acceso a nuestras vidas y trabaja para hacer madurar en nosotros los frutos característicos del Espíritu de amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.